"La Junta de Andalucía ha decidido destinar 1.800 euros de ayuda para aquellas mujeres que fueron vejadas durante la postguerra. Se trataba de mujeres cuyo único delito había sido ser esposas, madres o novias de soldados del bando derrotado.Las vejaciones eran de los más llamativas. Los soldados franquistas sabían muy bien lo que hacían. Lo más llamativo era, sin duda, raparles el pelo. Poneos en su situación. Años 30, municipios, en su mayoría de entornos rurales, muy pequeños en algunos casos, con una guerra de por medio y mucho odio latente. Rapar el pelo a estas mujeres suponía ridiculizarlas delante de todos sus vecinos, marcarlas como si de animales se tratara. Pero eso no era lo único. La pérdida de derechos básicos, los abusos de las autoridades, cácerles, registros, aceites de ricino, rechazo… Y así podemos seguir enumerando los agradables modos que tuvieron los ‘nacionales’ de celebrar su victoria." (El jardín de bomarzo)
"Probablemente antes del verano esté publicado ese decreto que indemnizará con 1.800 euros a las pocas ancianas que puedan demostrar que en aquellos terribles días las pelaron, les hicieron beber aceite de ricino y las pasearon desnudas por las calle, siendo protagonistas así de una tremenda humillación.“La Memoria” celebra un coloquio con dos investigadores que han profundizado en esta problemática, el periodista Antonio Ramos, autor de “Andaluzas, protagonistas a su pesar” (Centro de Estudios Andaluces) y la historiadora Pura Sánchez, autora de “Individuas de dudosa moral” (Crítica), y con una veterana testigo de aquellos durísimos tiempos de postguerra, la linarense Ana Molina, de 90 años, que fue encarcelada en los años 40 y presenció aquellas vejaciones. (Su referencia aparece en un libro descargable libremente a través de internet)" (rebeldemule.org, 'La represión y humillaciones de las mujeres 'rojas', 10/06/2010)
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